domingo, 6 de marzo de 2011

El análisis de subgrupos tiende a realizarse frecuentemente cuando la intervención inicial de un estudio no demostró un beneficio en la población total estudiada; por lo que se trata de buscar beneficios en grupos menores de pacientes (subgrupos) y en los cuales generalmente no hay un diseño predefinido para realizar comparaciones entre estos subgrupos.

Cuando se realiza un análisis de subgrupo, se debe considerar la probabilidad que la diferencia en el efecto sea explicado por la casualidad. El análisis estadístico que valora dicho efecto es el test para interacción, lo que significa que el efecto del tratamiento, difiere entre los subgrupos. Con referencia al límite de significancia p, resulta que entre más pequeña sea esta, es menos probable que la casualidad explique el aparente efecto en el subgrupo y por lo tanto la hipótesis del subgrupo aumente en credibilidad. Además es importante el tamaño de la muestra de cada subgrupo ya que al haber una muestra más grande hace que la estimación del efecto en el subgrupo sea mucho más precisa y por lo tanto ayuda a disminuir el valor de la p en ese subgrupo. BMJ 2010; 340:c117

El análisis de subgrupos es uno de los casos de multiplicidad que con más frecuencia nos encontramos en la literatura médica, quizás por razones naturales, ya que en principio parece razonable investigar si las diferencias entre los tratamientos dependen de las características de los pacientes pero basarse únicamente en los valores de la probabilidad obtenida para los diferentes subgrupos puede ser engañoso. En el caso de que el resultado global sea significativo es casi seguro que encontraremos diferencias significativas y no significativas entre diferentes subgrupos, y con un resultado global no significativo, es probable que encontremos diferencias significativas entre algunos subgrupos por puro azar y esta probabilidad aumentará a medida que aumentemos el número de subgrupos y por tanto el número de comparaciones. Hay que ser muy cauteloso a la hora de interpretar resultados estadísticamente significativos en alguno de los subgrupos cuando el resultado global no lo fue y muchísimo más si éstos se definen a posteriori de entre un conjunto amplio de comparaciones. Lancet 2000; 355: 1064-69

domingo, 16 de agosto de 2009

caso hipertiroidismo pediatrico

R/

1. Las Tionamidas de elección son Carbimazol y Metimazol, ya que el Propiltiuracilo no se recomienda como terapia de primera línea en niños. Sin embargo, las tasas de remisión de la Enfermedad de Graves con Tionamidas después de 2 años son de menos del 30%

2. El riesgo del uso de I131 en los niños es bajo ya que es seguro para tratar el hipertiroidismo en niños mayores de 5 años (con resultado de curación del 90%). La principal complicación es el hipotiroidismo. Otras complicaciones pueden ser sialoadenitis, cistitis y gastritis ( pero son raras). La Tormenta tiroides se ha reportado con una incidencia de 0,1%

3. No existe evidencia de cáncer ni de cambios en la fertilidad o daño genético

4. No se describe que el tratamiento con I131 se asocie a un mayor riesgo de Leucemia ni de cáncer tiroideo. En pacientes con Enfermedad de Grave's no complicada y con bocios no muy grandes, se administran entre 8 y 15 mC.